Hebreos 10:25

Los cristianos debemos congregarnos para adorar, glorificar y dar gracias a Dios en comunidad. Los nuevos creyentes como se narra en los libros de Hechos y 1 Corintios se acostumbraron a reunirse en una parte del templo en Jerusalén, en hogares, y en facilidades. La práctica de los sacramentos de la santa cena y el bautismo era de capital importancia para las reuniones. Luego salían para evangelizar.

Otros cristianos se acostumbraron a no congregarse desoyendo así el mandato bíblico de que nos necesitamos unos a otros para florecer, madurar y fructificar en nuestro servicio a Cristo (Hechos 2:42-47 y 4:32).

La palabra congregar viene del verbo epi-syn-ago que significa reunir. Esta palabra tiene tres partes: ago significa guiar; syn significa juntos y; epi significa en o de. La palabra epi-syn-agoge, por lo tanto, significa una reunión juntos en.

Los salvos se reúnen [se juntan presencialmente] aquí en la tierra como pueblo de Dios y también en el cielo son agregados a la congregación de los primogénitos cuyos nombres están registrado en el libro de la vida (Hebreos 12:23).

Hay cristianos perezosos para asistir a un lugar físico de reunión donde se proclama el señorío de Cristo que le llamamos templo, iglesia, auditorio, centro, asamblea, etc. donde tenemos comunión directa con los hermanos de la fe. Tampoco son compañeros de los que temen el nombre de Dios, pero se asocian en el consejo de los malos y se sientan con los escarnecedores.

Hoy podemos seguir reuniéndonos de una forma virtual que no violente el mandato del Señor en Hebreos 10:25 y Mateo 18:20, pero al igual que el apóstol Juan esperamos pronto estar juntos… y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea completo (2 Juan 12 y 3 Juan 14) y recibir un beso santo y un abrazo de consuelo.

Debemos exhortarnos mutuamente para  reunirnos en nuestras congregaciones locales porque el día del Señor se acerca. Es urgente que nos reunamos e intensifiquemos nuestras labores de discipulado y evangelismo.