Buena Semilla, Buen Terreno
Estimados Amigos,
“Un sembrador salió a sembrar…
Pero la parte que cayó en buen terreno
son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno,
y la retienen; y como perseveran, producen una buena cosecha” (Lucas 8:4-15).
Siempre es bueno cuando el Espíritu nos lleva a versículos familiares, pero nos da una enseñanza fresca y nueva. Recientemente durante un periodo de oración, el Señor me llevó a Lucas 8 y me instruyo a que ore a través de estos versos, sobre lo que no se ha predicado, sino más bien de las palabras proféticas del Señor. Palabras que ha sido sembrada en nuestras vidas y en nuestra nación. Este verso me reveló y confirmó que el cumplimiento de las palabras proféticas que nuestro Señor nos ha dado tiene mucho que ver con la condición del corazón del oyente más que el inherente poder de las palabras. Así que únete a mí para orar a través de este pasaje; permítele al Espíritu que cambie tu enfoque y que su gracia te llene de una expectativa perseverante.
“Señor, te agradecemos por sembrar en nuestras vidas. Mientras tú has hablado profecticiamente, nosotros hemos escuchado tus deseos y planes para nuestras vidas, ministerios y naciones. Dános nuevas fuerzas para resistir al enemigo de que se robe esa palabra que está guiándonos en el camino que tú nos has dado, aun cuando ese camino es bastante diferente a tu palabra prometida. ¡Señor somos inconstantes! Tú nos hablas y respondemos con alegría, pero muy pronto tu palabra se “marchita” dentro de nosotros, porque no dejamos que tu palabra tome raíz dentro de nuestros corazones. Y aun cuando la palabra toma raíces, nosotros no la mantenemos fresca con nuestra fe. Más bien lo que hacemos es que damos lugar para que la preocupación entre, ponemos valor en otros cosas que nos distraen y quitan nuestro enfoque. No hemos cultivado ni limpiado nuestras vidas de cosas que han ahogado las palabras que tu has sembrado. Nos arrepentimos Señor, y pedimos que limpies nuestras mentes de mentiras que no permiten que tu palabra se cumpla en nuestra vida.
Nuestro mayor deseo es que tus deseos para nuestra vida se cumplan. Nos alineamos a tu tiempo para permitir que la semilla que tú has sembrado en nosotros germine, brote y se haga una realidad en nuestra vida. Recibos las intenciones proféticas que tú has declarado. Invitamos a tu Espíritu para que inspecciones el terreno de nuestros corazones. Nos apropiamos de tu gracia para que nos dé una perseverancia fresca. Nosotros vamos a ser parte de ese grupo de personas que van a cuidar de esa palabra profética hasta que se dé por cumplida y veremos lo que tú nos has dicho. Nos vamos a unir a aquellos que han celebrado “Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca le había prometido…”(II Crónicas 6:4). Señor, siembra más semillas proféticas, hasta que el panorama de nuestras vidas, ministerios y naciones se convierta en un terreno fértil que da mucho fruto. Te lo pedimos en el nombre de Cristo Jesus, Amen”.
Con regocijo,
Rev. Peggy I. Kennedy
Comentarios